La reforma de esta vivienda tiene como objetivo una nueva distribución basada en la división de espacios de día y espacios de noche, sin perder el carácter de los edificios del ensanche barcelonés.

La estructura del edificio se compone por muros de fabrica que definen los cuatro espacios; el primero es la sala de estar-comedor con contacto directo con la fachada principal. Por tal de conectar este espacio con el segundo, el espacio de la cocina, se ha realizado un apeo que permite el paso de la luz y la visual pero sin perder la independencia de estos dos espacios.
En el tercer espacio encontramos dos baños completos, uno de ellos con acceso por la habitación principal que, juntamente con otra habitación, configuran el cuarto espacio.

El pavimento y la pintura blanca homogeneizan el espacio. Los zócalos y las carpinterías originales aportan el estilo clásico que se buscaba.
En la cocina encontramos líneas limpias y minimalistas del mobiliario en contraposición con la obra vista y la baldosa tradicional, enfatizando este objetivo de unir tradición y modernidad y convirtiéndose así en la pieza principal de esta vivienda.